martes, 24 de junio de 2014

..las canciones compartidas.

Cuando hay una ruptura sentimental hay un tema que nunca pensé que me traería por el camino de la amargura, como lo ha hecho (y sigue haciéndolo), y es el repartir. Y no me refiero a repartir lo material, que también es interesante. Yo me refiero a lo abstracto. Podría hablar de los recuerdos, o de las amistades que quedan entre dos aguas, pero hay algo que me atormenta aún más: las canciones.

Normalmente cuando conoces a alguien y te gusta sientes una fuerza incontrolable e impetuosa de querer compartirlo todo y de querer conocer todo lo que rodea a ese individuo. En este momento, y aunque no seamos conscientes del riesgo que conyeva, aceptas que todo lo que te pertenece, dejará de tener un único propietario.

Y ¿qué quiere decir esto?
Pues esto queire decir que esa canción que antes te ponías para alegrarte, ahora no te va a alegrar, porque recordarás a cierta persona disfrutando también de ella, y no quieres recordarlo. También te pasará cuando estés triste, que querrás hundirte más en tu miseria, pero las cancioes que usabas no te valdrán para este tipo de tristeza provocada (a menos que quieras acabar con tu existencia ese mismo día).

 Canciones que te devuelven tu imagen. Y por mucho que te tapes los ojos siguen ahí.

Cuando dejas de estar con esa persona no puedes escuchar nada de lo que escuchaste en ese periodo compartido. Bien te remontas al antes de esa persona, bien te evades con nuevos horizontes musicales o, si tienes suerte y no compartiste toda tu música o teníais gustos diferenciadísimos, puedes resguardarte en esas pocas canciones que no te inspirarán ninguna imagen que no te convenga.

Ya de por sí es difícil no sufrir con la música en época de desamor, pues la inmensa mayoría del mercado musical pop, indie y rock (como lo que yo más conozco) centra toda su temática en el amor como concepto irreal e idealizado, porque describe la sensación vivida en un futil momento que es el enamoramiento que, comparado con el total de nuestra vida, equivaldría a un mísero 10% de su longitud (los 3 primeros años de cada relación).

Descartadas esas tenemos canciones de desamor para cortarse las venas, en las que sólo se insta al destino a que te vuelva a traer a esa persona a tu lado (no todo el mundo desea esto). Y aparte de estas tenemos las de rabia contenida, despecho o ese aire de falsa superación que te da el hablar mal de esa persona y dejarle ver que su vida irá a peor porque tú ya no formas parte de ella. Pero es que odiar a una persona no te hace dejar de acordarte de ella, sino lo contrario. ¿No pueden existir canciones normales donde se exprese la pérdida sin pretender nada? El duelo debe pasarse, y no taparse con expectativas o deseos esperanzadores. Somos adultos, hemos tomado una decisión. No queremos arrepentirnos. Necesitamos seguir hacia delante.

Si quitamos entonces todas las canciones comunes, las que escuchaste en la misma época, y las de amor destroyer, sólo quedan pocas poquitas, que son las que usarás para curar tus heridas. Y cuando pase el tiempo y de pronto un día te des cuenta de que se te olvidó que te olvidaste de acordarte de él, y de que han pasado las semanas rapidísimo, entonces comprenderás que esas canciones "sin temática determinada" te ayudaron a sobrellevar esos meses, te recuerdan a ellos, y que son las canciones que a partir de ahora, serán sólo tuyas, y te definirán.

Y poco a poco vas aumentando esa lista de reproducción, y ampliando la temática. Puedes incluir canciones de amor que te hagan pensar en tu día a día, en lo mucho que quieres a tu buzón, o lo bien que se te da cocinar. Es así como debe ser. Y cuando pase aún más tiempo lo ideal sería ir desestigmatizando esas canciones que te merezca la pena recueperar de ese envenenamiento. No vas a poder suprimir el recuerdo que tienes de ellas, pero sí transformarlo.

Aunque creo que se emplea tanta energía en esta transformación que sólo debemos recuperar algunas, y dar por perdidas otras, aunque duela. Porque aparte, esas que duelen, serán importantes que las dejes intactas, para tener siempre presente lo que no quieres que vuelva a suceder. Y cuando ya no duelan, si acaso, podrás acordarte con nostalgia y amor de esa persona que algún día fue especial.

//, ha empezado el verano. Y se nota tantísimo que el deshielo empezó. Ya no hay dobles pensamientos, por decir que no me acuerdo cuando mi cabeza si lo hace, o intentar convencerme de que no es el hombre de mi vida. 
El tiempo ha sido más sabio que yo, para variar, y me ha devuelto la alegría y las ganas de querer ser yo misma.

Feliz Junio! 

A volar!!//